El y la Docente
Un docente es una persona que enseña una determinada ciencia o arte, debe poseer habilidades pedagógicas para ser agentes efectivos del proceso de aprendizaje.
El docente, por tanto, parte de la base de que es la enseñanza su dedicación y profesión fundamental y que sus habilidades consisten en enseñar la materia de estudio de la mejor manera posible para el alumno.
Existen docentes para todos los niveles, escuela primaria, escuela secundaria y universidad.
Las cualidades del docente
a)- Cualidades personales:
Esto depende en gran parte de la constitución psicobiológica del individuo y el ambiente en que se ha desenvuelto.
Se puede señalar su condición física, su estado de salud y su apariencia personal. El docente debe estar en buenas condiciones de trabajo, debe ser un individuo normalmente constituido en cuanto a la existencia y funcionamiento orgánico de todas partes de su cuerpo, y nos preguntamos si ¿puede ser docente una persona coja, manca, sorda o paralizada parcialmente en algunos de sus miembros? Se puede responder, pues si ciertas deformaciones o defectos físicos pueden ser compensados con creces en determinados individuos por otras cualidades de carácter moral, cultural y profesional, el aspecto físico carece de importancia.
Cuidar su estado de salud en general, los buenos hábitos de higiene, la buena presentación en el vestir, así como la armónica y discreta ejecución de los movimientos corporales, debe desarrollar su actividad con agradable personalidad, elocuencia en el timbre de voz, en los ademanes, en el gesto, en la mirada, en el andar, en el reposar y aún en el silencio. El vestuario discreto, sencillo, adecuado según la actividad, la estación y la ocasión, pero siempre nítidamente limpio y arreglado, es una condición necesaria para el buen ejercicio profesional del docente.
La alegría y el buen humor son cualidades imprescindibles para el docente. El docente tiene que trabajar a la par de los niños y adolescentes en tareas dentro y fuera de la clase y de la escuela, movilizarse entre los alumnos para trabajar en equipo, investigando, observando, decorando, haciendo tares manuales, etc. Eso si, para que el maestro desarrolle estas actividades depende mucho de su salud física y mental, la buena remuneración, el buen trato y la seguridad profesional que le permitirán gozar de alegría y buen humor.
Talento natural: lo que se necesita es de naturalidad, es decir que actúe espontáneamente como individuo normal, que evite las actuaciones y actitudes teatrales, que tenga equilibrio emocional.
Originalidad: es la capacidad para crear y producir cosas nuevas, sobre todo en situaciones difíciles. El educador que no posee originalidad es un simple repetidor, y en consecuencia carecerá de plasticidad y de oportunidad, carecerá de agilidad mental para la solución de problemas imprevistos. En tal sentido cae en la rutina, en la monotonía y el tedio para si mismo y para los alumnos.
Tolerancia, paciencia, justicia, firmeza y consecuencia: El docente que no es capaz de ser tolerante, paciente y justo es además inconsecuente. Solo la firmeza de carácter, acompañada de grandeza de espíritu, le permite cierta bondad sin exceso, imparcial sin ser grosero e inflexible.
Responsabilidad: No es un atributo que puede improvisarse, es la consecuencia de un modo de vida afianzado por largos años de ejercicio social y profesional, en gran parte, además es un atributo colectivo mas que individual, aun cuando dentro de un grupo responsable se dan gran variedad de grados de responsabilidad entre sus miembros. Como educadores deben ser primeramente responsables y exigir esta cualidad a los alumnos y colegas.
Cualidades morales: No se puede concebir la existencia de un docente sin la suficiente solvencia moral. Sin las solvencia moral; con qué autoridad, seguridad personal y tranquilidad emocional puede dirigirse un docente a sus alumnos demandando probidad, honradez, justicia, sinceridad, austeridad y en general, buena conducta de acuerdo con las normas morales dictadas por el Estado, la Iglesia, la institución y la comunidad del que es parte, si el mismo no es exponente del mejor ejemplo. Si actúa de manera contraria a los principios que pregona, carecerá de todo crédito y prestigio profesional y no lograra de parte de sus alumnos, ser oídos ni entendido solo ofrecerá confusión.
b)- Cualidades culturales
Es la preparación general; no se limita a saber el contenido de la materia o especialidad que se imparte, sino saber lo básico y fundamental de un conjunto de disciplinas humanas, sociales, formativas e instrumentales, es decir poseer un equilibrio cultural y una armónica preparación que además de especialista lo coloque en condición de persona culta, capaz de conversar de cualquier disciplina en general y de la propia en particular.
c)- Cualidades profesionales
El maestro no solo debe saber cabalmente la disciplina que imparte, sino además conocer los métodos, procedimientos y materiales de enseñanza.
La filosofía de la educación: Sin una sólida preparación filosófica, el educador corre el riesgo de caminar sin sentido en un mundo confuso lleno de ambigüedad e incertidumbre.
La preparación filosófica imprime seguridad y confianza al docente y asegura continuidad al hecho educativo.
Características del docente efectivo
Se considera que son los profesores aquellos actores educacionales más directamente relacionados con el aprendizaje de sus alumnos, son ellos el medio fundamental por el cual la cultura de nuestro país, sus valores, metas y proyectos se desarrollan.
En cuanto a estas características se diferencian las llamadas "características personales", es decir aquellas características individuales que tienen los profesores.
La vocación o compromiso profesional, la cual se manifiesta a través del "entusiasmo" de enseñar, es decir los profesores efectivos tienen vitalidad, y la capacidad de transmitir un contagioso entusiasmo por su materia; lo cual contribuiría a que los alumnos trabajen. Por otra parte, se ha señalado que un profesor con vocación da prioridad a los aspectos formativos en su tarea educativa y proyecta las altas expectativas respecto a la capacidad de logro de sus alumnos.
Al hablar de profesores efectivos surge la pregunta acerca de cuáles son las características de estos profesores que dan cuenta de esta efectividad.
La respuesta pasa por considerar que el gran objetivo de los procesos de enseñanza-aprendizaje es propiciar que cada uno de los educando, independientemente de su clase social o entorno familiar, logren los objetivos del aprendizaje, por lo tanto, un profesor efectivo es aquel docente que presenta comportamientos positivos en relación a promover el entendimiento académico para lograr que todos los alumnos logren este aprendizaje.
Dada la importancia, entonces, de los profesores efectivos, se describirán cuales son las características que ellos poseen, en primer lugar, resulta importante diferenciar estas características de los profesores efectivos, en factores indirectos y factores directos del profesor.
Los factores indirectos se relacionan con las características del profesor y los antecedentes del mismo.
Por otra parte los factores directos serian todas aquellas acciones que realiza el profesor en la interacción con sus alumnos en la sala de clases.
Factores Directos
Entre los factores directos de los profesores efectivos, los que parecen mas relevantes son el clima grupal que se desarrolla en la sala de clases y el liderazgo académico.
a)- Clima grupal
Es característica de un profesor eficaz la creación de un cierto ambiente propicio, o clima grupal, para el aprendizaje. Este se caracterizaría por ser un ambiente de orden, con reglas que son aprendidas y seguidas por los estudiantes, de manera que el aprendizaje de los alumnos se vea ininterrumpido por distracciones. Sin embargo, dentro de este ambiente de «orden» los profesores efectivos le darían la oportunidad de ser estudiantes independientes.
La independencia para el alumno dentro de la sala es importante, ya que, uno tiene la libertad de desenvolverse y dar a conocer nuestras particularidades. Estas particularidades las damos a conocer a través de los métodos o posturas que adoptamos ante determinadas situaciones, pero esta "independencia" debe estar limitada, por un marco de orden impuesta por el profesor.
Estos son los aspectos más importantes para la creación de un ambiente positivo en la sala de clases:
La creación de un ambiente de trabajo
Para lograr un ambiente de trabajo: la compenetración, es decir, que el profesor pueda permanecer consciente de lo que está sucediendo en todas las partes de la sala de clases, la simultaneidad, esto es, la capacidad del profesor para hacer más de una cosa a la vez, respondiendo a las necesidades de los alumnos en forma individual sin perder por ello el control del curso: y, finalmente, el desafío y la variedad de las tareas, es decir, que las tareas sean fáciles de resolver con un esfuerzo razonable y lo suficientemente difíciles para hacerlas desafiante, logrando así mantener la atención de los alumnos.
La creación de un clima afectivo
Se señala que para estimularlo resulta fundamental, la manutención de un trato personal con los alumnos, estando siempre atentos a sus reacciones; una interpelación cariñosa, cordial, y coloquial, dirigiéndose a cada alumno por su nombre, expresándoles confianza y apoyándolos positivamente; la capacidad de mantener la disciplina haciéndose respetar por su propia presencia, sin dejar de ser una persona cercana y cordial; el respeto por los alumnos, el reconocimiento de los propios errores; y, finalmente, la aceptación del humor en los alumnos.
Consideramos además que para llegar a formar un adecuado clima afectivo es importante que el profesor conozca las características de la etapa de crecimiento de sus alumnos, igual que sus motivos y necesidades, para así lograr una comprensión más integral de sus comportamientos.
Estimulación y refuerzo permanente a la participación
Este es un elemento fundamental para la mantención de un Clima grupal que propicie el aprendizaje efectivo. Para lograr un clima efectivo el profesor puede estimular la participación, aceptar las expresiones de los alumnos, atender las consultas individuales sin que ello lo desvincule del grupo total, respetar las normas establecidas, reforzar los logros y respuestas correctas, distinguiendo entre los distintos grados de la calidad de las mismas.
Liderazgo académico
El segundo elemento directo del profesor efectivo es el liderazgo académico. Este se refiere, en general, a la capacidad del profesor para dirigirse en forma adecuada al interior de la sala de clases. Algunos elementos centrales de este factor son:
Respecto del uso de estrategias adecuadas, los profesores efectivos utilizan sistemáticamente una secuencia lógica en la enseñanza. Estas prácticas son sinérgicas, es decir, no importa cuán efectiva sea cada una de ellas, lo importante es que se den como un todo.
La organización de instancias evaluativos, con respecto a este tema, se propone como importante: la generación de instancias evaluativas de tipo informal; la creación de instancias evaluativas de tipo formal; la aplicación de criterios de evaluación acordados previamente con el curso; y la retroalimentación, permanente de lo aprendido al comentar los resultados obtenidos en las pruebas
Respecto al buen uso del tiempo en la sala de clases, el tiempo dedicado por los profesores a actividades institucionales ha resultado ser un factor influyente en la cantidad y calidad de los aprendizajes logrados por los alumnos.
La orientación a metas formativas, el último elemento que observamos, relacionado a los profesores con liderazgo académico, es su permanente esfuerzo y orientación hacia el logro de una mejor formación en sus alumnos. Se ha observado que el profesor con liderazgo académico se esfuerza por: desarrollar el pensamiento de sus alumnos, formarlos valóricamente, impulsar a un estudio permanente, fomentar la adquisición de conocimientos relevantes, desarrollar sus habilidades intelectuales y desarrollar habilidades instrumentales básicas en sus alumnos.
Es importante que el profesor haga notar su liderazgo en el aula, pero también, a través de sus rasgos profesionales y características personales debe conseguir que el alumnado lo reconozca y adopte como líder y ejemplo a seguir. Para alcanzar el objetivo conviene dar a conocer las capacidades con el fin de dirigir al curso, utilizando estrategias adecuadas manteniendo el orden dentro de la sala.
Factores Indirectos
Dentro de los factores indirectos, aparecen como especialmente importantes la vocación, los rasgos personales y el dominio de los contenidos que se enseñan.
a)- La vocación (o compromiso profesional)
Característica de los profesores efectivos, se evidencia a través del "entusiasmo" de enseñar. Caracterizamos a los profesores efectivos con vitalidad, y con la capacidad de transmitir un contagioso entusiasmo por su materia; esto contribuiría a que los alumnos trabajen. Por otra parte, un profesor con vocación da prioridad a los aspectos formativos en su tarea educativa y proyecta las altas expectativas respecto a la capacidad de logro de sus alumnos.
b)- Los rasgos personales
Son las características individuales que tiene los profesores, y que hacen más efectiva su labor educativa. Estos atributos serian propios de la persona y difícilmente aprensibles. Un maestro no puede despojarse de sus características personales solo por el hecho de entrar en una sala, sino que en la situación de enseñanza los atributos personales emergen, incluso con más fuerza. Sin embargo podemos mencionar tres características del profesor que influirían en el rendimiento de los alumnos: la comprensión, la preocupación por el alumno, y la naturalidad. Del comportamiento del profesor en la sala, la actitud que adopta y de la manera que da solución a los problemas, nos ayudaba a percibir las características personales y profesionales del profesor, lo que nos llevaba a conocer mas de su particular persona.
El dominio del contenido que posea el profesor
Esto, ya que la seguridad con respecto a los contenidos que se enseñan, influyen de modo positivo en lo aprendido por los alumnos. Recalcamos lo relevante que resulta el que los profesores cuenten con un buen dominio de su asignatura. Esto les permitiría establecer relaciones entre los contenidos estudiados con la realidad y la vida cotidiana.
La preparación intelectual del maestro ejerce una clara influencia en los resultados de sus alumnos. Esto, ya que profesores con sólida formación exhiben actitudes y conductas asociadas con la enseñanza efectiva.
Al buen dominio de los contenidos se agrega también la preparación del maestro en el ámbito del manejo de estrategias instruccionales, ya que para una enseñanza efectiva no sólo es necesario que el profesor domine lasa materias, sino que es fundamental que el maestro en su formación aprenda como entregar de modo adecuado sus conocimientos.
El rol del docente y la naturaleza interpersonal del aprendizaje.
Al docente se le han asignado diversos roles: el de transmisor de conocimientos, el de animador, el de supervisor o guía del proceso de aprendizaje, e incluso el de investigador educativo.
La función del maestro no puede reducirse ni a la de simple transmisor de la información ni a la de facilitador del aprendizaje, debido a que debe concretar un ambiente educativo enriquecido, esperando que los alumnos por si solos manifiesten una actividad constructiva, actuando de mediador y organizador en el encuentro del alumno con el conocimiento. El profesor es mediador entre el alumno y la cultura a través de su propio nivel cultural y por las actitudes que tiene hacia el conocimiento.
Según Maruny; enseñar no es solo proporcionar información, sino ayudar a aprender, y para ello el docente debe tener un buen conocimiento de sus alumnos: cuales con sus ideas previas, que son capaces de aprender en un momento determinado, su estilo de aprendizaje, los motivos que los animan o desalientan, sus hábitos de trabajo, las actitudes y valores que manifiestan frente al estudio concreto de cada tema.
La meta de la actividad del docente es incrementar la competencia, la comprensión y la actuación autónoma de sus alumnos. No se puede proporcionar el mismo tipo de ayuda ni intervenir de manera homogénea e idéntica con todos los alumnos, puesto que una misma intervención sirve para algunos casos y para otros no.
Es por eso que se propone como eje central de la tarea docente una actuación diversificada que se acompañe de una reflexión constante de y sobre lo que ocurre en el aula.
La utilización de problemas y situaciones problemáticas que enfrenta el docente son la plataforma para construir el conocimiento didáctico integrador. Se parte de la pregunta ¿Qué conocimientos deben tener los profesores y que deben hacer? :
a)- Conocer la materia que han de enseñar.
b)- Conocer y cuestionar el pensamiento docente espontáneo.
c)- Adquirir conocimientos sobre el aprendizaje de las ciencias.
d)- Hacer una crítica fundamental de la enseñanza habitual.
e)- Saber preparar actividades.
f)- Saber dirigir la actividad de los alumnos.
g)- Saber evaluar.
h)- Utilizar la investigación e innovación en el campo.
El mecanismo central a través del cual el docente propicie el aprendizaje en los alumnos es lo que se llama la transferencia de responsabilidad, que significa el nivel de responsabilidad para lograr una meta o propósito, el cual se deposita en un inicio casi totalmente en el docente, quien de manera gradual va creciendo o traspasando dicha responsabilidad al alumno, hasta que éste logra un dominio pleno e independiente.
El potencial de aprendizaje del alumno puede valorarse a través de la denominada zona de desarrollo próximo, el cual posee un límite inferior dado por el nivel de ejecución que logra el alumno trabajando de forma independiente o sin ayuda; mientras que existe un límite superior, al que el alumno puede acceder con ayuda de un docente capacitado.
Existen 5 principios generales que caracterizan las situaciones de enseñanza-aprendizaje guiada con la intervención del profesor:
1- Se proporciona al alumno un puente entre los conocimientos previos y el nuevo conocimiento.
2- Se ofrece una estructura de conjunto para el desarrollo de la actividad o la realización de la tarea.
3- Se traspasa de forma progresiva el control y la responsabilidad del profesor hacia el alumno.
4- Se manifiesta una intervención activa de parte del docente y del alumno.
5- Aparecen de manera explícita e implícita las formas de interacción habituales entre docentes-adultos y alumnos-menores, las cuales no son simétricas, dado el papel que desempeña el profesor como tutor del proceso.
La formación del docente como un profesional autónomo y reflexivo.
Frida Díaz Barriga nos hace ver que "Desde la perspectiva histórica, resalta que la mayo parte de la investigación y los intentos por dar formación docente en el ámbito de la relación educativa, se centra en una concepción limitada de lo que es la enseñanza eficaz o eficacia docente". Se dice que (un buen profesor es un profesional independiente, es decir, un profesional reflexivo).
La educación nacional exige actualmente profesores cada día mejor preparados, para que la enseñanza rinda los frutos adecuados. El docente no debe ser un operario que aplica los planes y programas de estudio sin sentido y sin reflexión, no el docente tiene que presentarlos como problemas, de ahí que se volverá en un docente experto y en un profesional exitoso siempre y cuando sea:
1.- Dinámico
2.- Estratégico
3.- Autorregulado
4.- Reflexivo.
La experiencia práctica del docente debe conducir a programas mucho más orientados al campo de aplicación profesional en cuestión, el docente debe conducir a la reflexión y a las tutorías haciéndolas piezas claves.
De acuerdo con Monereo, Caries en su libro "Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje", "La formación del profesorado, es uno de los objetivos prioritarios de las reformas educativas, organizándolas de forma que exista una continuidad entre formación inicial y permanente" y nos dice que "si bien es cierto que aún hay quien considera que la persona que está preparada para hablar, escribir o investigar sobre un tema también lo está para enseñarlo a otros, también es verdad que desde la formación universitaria del profesorado, hace tiempo que se plantea la necesidad de formar profesionales competentes que, además de ser buenos conocedores de su materia, sean capaces de reflexionar sobre su didáctica, de tomar decisiones oportunas sobre el planteamiento de su materia en el aula y de dar respuestas adecuadas a situaciones educativas e impredictibles".